viernes, 5 de marzo de 2021

 

LA DEMOCRACIA Y EL SUFRAGIO

1. Democracia:

1.1. Origen de la democracia:

     La democracia aparece por primera vez en muchas de las antiguas civilizaciones que organizaron sus instituciones sobre la base de los sistemas comunitarios e igualitarios tribales (democracia tribal). El origen de la democracia se remonta a la Antigua Grecia, a los siglos VII y IV a.C. en Atenas, donde el gobierno y las decisiones eran tomadas por la Asamblea, constituida por ciudadanos libres. De todos modos, esta dejaba de lado a los esclavos, las mujeres y los extranjeros de la participación política, ya que a la Asamblea tenía acceso sólo el 25% de la población. Sin embargo, en la plaza pública todos tenían derecho a discutir acerca de los temas de interés común.

     Luego, a través de la historia se han desarrollado modos incipientes de sistemas democráticos. En la Edad Media, Europa tuvo sus inicios con la aparición de una aristocracia que sostenía algunos principios democráticos, tal como la toma de decisiones hechas de forma colectiva, que restaban poder a la clase noble y a los monarcas.

     Asimismo, hubo otras formas de democracia durante el desarrollo de los cantones suizos en el siglo XIII y los ayuntamientos en España en el siglo XII.    El término democracia proviene del griego antiguo (δημοκρατία) y fue acuñado en Atenas en el siglo V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos, que puede traducirse como «pueblo») y -κρατία -kratía, de la raíz de κράτος (krátos, que puede traducirse como «fuerza», «dominio» o «poder»). De todas formas, el significado del término ha cambiado varias veces con el tiempo, y la definición moderna ha evolucionado mucho, sobre todo desde finales del siglo XVIII, con la sucesiva introducción de sistemas democráticos en muchas naciones y sobre todo a partir del reconocimiento del sufragio universal y del voto femenino en el siglo XX. Hoy en día, las democracias existentes son bastante distintas al sistema de gobierno ateniense del que heredan su nombre.

1.2. Definición de democracia

     La democracia es una forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas. Etimológicamente, la palabra proviene del griego δημοκρατία (democratía), que se compone de los términos δῆμος (démos), que significa ‘pueblo’, y κράτος (krátos), que significa ‘poder’. Así, la democracia es el gobierno del pueblo. El término democracia es extensivo a las comunidades o grupos organizados donde todos los individuos participan en la toma de decisiones de manera participativa y horizontal.

     La democracia es uno de los sistemas políticos y de organización social más populares del mundo contemporáneo, a pesar de haber sido inventado en la Antigüedad Clásica. Su rasgo fundamental es que confiere el poder de decisión en la conducción del Estado (es decir, la soberanía) al pueblo, que se expresa mediante la voluntad de las mayorías. Esto significa que, en una democracia, las instituciones están para ejecutar y defender la voluntad del pueblo, ya que este último les transfiere o delega el control del Estado en mayor o menor medida.

 

     Por ejemplo, las decisiones trascendentales de la vida nacional deben someterse a consulta o votación popular, tales como la designación de los cargos políticos de los poderes ejecutivo y legislativo. Para que este método de consulta sea válido, todos los ciudadanos en edad y condiciones legales para elegir deben poder hacerlo libremente, de manera secreta y universal. La democracia es un modelo de gobierno en el cual el poder decisorio en materia económica, política y social recae sobre la población. Esta emplea dicho poder para elegir a sus representantes y conformar instituciones.

1.3. Características de la democracia

La democracia puede ser entendida como una doctrina política y una forma de organización social. En general, la democracia se caracteriza por:

·         Elegir a sus representantes políticos mediante el sufragio popular, sea de manera directa o indirecta.

·         Respetar la institucionalidad republicana, esto es, la independencia de poderes y el imperio de la ley (Estado de derecho).

·         Separar completamente los espacios de lo legal (Estado) y lo moral (Religión), y por lo tanto guiarse por una Constitución Nacional en lugar de un libro sagrado.

·         Respetar los derechos humanos fundamentales y garantizar las libertades civiles básicas, según lo contemplado en la Declaración Universal de Derechos de Humanos y en su propio texto constitucional.

     Entre otras muchas de sus características, se pueden mencionar las siguientes:

·         Respeto por los derechos humanos consagrados por la Organización de las Nacionales Unidas;

·         Libertad individual;

·         Libertad para la asociación y beligerancia política;

·         Presencia de múltiples partidos políticos;

·         Distribución del poder en diferentes actores sociales;

·         Sufragio universal, libre y secreto;

·         Representatividad;

·         Alternancia en el poder;

·         Libertad de prensa y opinión;

·         Igualdad ante la ley;

·         Limitación del poder de los gobernantes;

·         Apego al Estado de derecho consagrado en una Constitución, Carta Magna o Ley Suprema.

·         Puede adaptarse a diferentes modalidades de organización gubernamental. Por ejemplo:

Ø  Sistema republicano: en el que el liderazgo recae sobre un presidente.

Ø  Monarquías parlamentarias: en las que existe la figura del primer ministro, con atribuciones semejantes a las del presidente.

1.4. Tipos de democracia

     Las democracias puras y representativas garantizan la libertad de expresión y culto. Existen diversos tipos de democracia. Entre los principales, se destacan:

     La democracia directa o pura. Es un tipo de gobierno en el que los ciudadanos ejercen el poder sin ningún intermediario. Las decisiones son deliberadas en audiencias públicas.

     La democracia indirecta o representativa. Es un tipo de gobierno en el que los representantes del pueblo (que fueron elegidos por todos los ciudadanos mediante sufragio), son quienes toman las decisiones.

     La democracia semidirecta. Es un tipo de gobierno que combina tanto a los representantes elegidos por el pueblo para ejecutar ciertas funciones, como al pueblo que participa de manera directa para decidir sobre otros asuntos.

     La democracia parcial. También denominado “no liberal”, es un tipo de gobierno en el que, a pesar de existir la convocatoria a elecciones y algunos principios democráticos básicos, las actividades del gobierno no son de conocimiento del pueblo.

     La democracia constitucional. También denominado “estado de derecho”, es un tipo de gobierno que se basa en una ley fundamental o estatuto donde están escritas todas las leyes y los derechos de los ciudadanos, que todo gobierno debe respetar.

    La democracia parlamentaria. Es un tipo de gobierno que se diferencia de la democracia representativa porque los ciudadanos ceden la elección por sufragio al poder ejecutivo, que está en manos de los parlamentos subordinados por un jefe de estado o monarca.

 

1.5. Valores y principios generales de la democracia.

     La igualdad y libertad. Corresponde a que todos los individuos son iguales ante la ley y son libres de obrar a su modo, en la medida que no actúen en contra de lo establecido en la ley.

     La representatividad. Corresponde al derecho de cada ciudadano a ser representado por una autoridad, debido a que es imposible que el pueblo delibere o gobierne de manera directa en todas las decisiones cotidianas.

     La constitucionalidad. Corresponde a la ley fundamental. Es un estatuto de carácter jurídico-político que establece la división de poderes y sus alcances, garantiza los derechos y las libertades de todos los ciudadanos.

     La descentralización de decisiones. Corresponde a la distribución del poder entre varios agentes que consensuan y deliberan las decisiones, de manera pluralista para evitar el abuso de autoridad de un único ente.

     Los derechos humanos. Corresponden a un conjunto de principios y normas que regulan las relaciones humanas en toda sociedad y que la democracia garantiza para cada ciudadano (como son la participación en la política, la libertad de expresión y de culto).

     La participación política y el pluralismo. Consiste en la diversidad de grupos de representantes con intereses diferentes o contrapuestos, para que el proceso de participación ciudadana resulte democrático al disponer de partidos políticos que respeten las diferentes voluntades de toda la sociedad.

     La igualdad del voto. Obviamente, existen condiciones mínimas requeridas para ejercer el derecho al voto, como pueden ser la edad mínima elegible o la solvencia con determinadas obligaciones legales, dependiendo de lo estipulado en la Constitución de un país. Pero en principio, el voto de absolutamente toda la población votante debe siempre valer lo mismo y darse bajo las mismas exactas condiciones de secrecía y libertad.

     La limitación del poder. De manera similar, toda forma de poder político en una democracia deberá necesariamente tener límites, y las distintas instituciones republicanas del Estado deberán velar porque así sea. Por lo tanto, la Constitución o Carta Magna del país rige la legitimidad de todas las autoridades políticas y tendrá la última palabra respecto a los mecanismos y procedimientos para garantizar el respeto a la voluntad popular.

     Principio de Soberanía Nacional. Significa que el único soberano legítimo es el pueblo, y que la legitimidad surge de la voluntad ciudadana, expresada mediante el voto.

     Principio de la mayoría y defensa de los derechos de las minorías. Alude al problema de unificar intereses –diversos y contradictorios- en sociedades tan grandes y complejas como las actuales. Ante ello, el criterio que guía las decisiones políticas es el de la mayoría. Sin embargo, esta regla requiere la participación de las minorías, quien tienen derecho no sólo de existir sino también de influir en esa toma de decisiones. Esta dinámica de mayorías y minorías se relaciona con la existencia de partidos políticos.

     Principio de representación política democrática. Este principio es ineludible para que la sociedad pueda funcionar, debido a la inviabilidad de poner a discusión y votación del pueblo todas las decisiones del gobierno; esta situación no anula el plebiscito como recurso para conocer la opinión directa de los ciudadanos en casos excepcionales.

1.6. Temas relacionados con la democracia

    Transición y cultura democrática. En aquellos países que no tienen una fuerte tradición democrática, la introducción de elecciones libres por sí sola raramente ha sido suficiente para llevar a cabo con éxito una transición desde una dictadura a una democracia. Es necesario también que se produzca un cambio profundo en la cultura política, así como la formación gradual de las instituciones del gobierno democrático. Hay varios ejemplos de países que solo han sido capaces de mantener la democracia de forma muy limitada hasta que han tenido lugar cambios culturales profundos, en el sentido del respeto a la regla de la mayoría, indispensable para la supervivencia de una democracia.

     Uno de los aspectos clave de la cultura democrática es el concepto de «oposición leal». Este es un cambio cultural especialmente difícil de conseguir en naciones en las que históricamente los cambios en el poder se han sucedido de forma violenta. El término se refiere a que los principales actores participantes en una democracia comparten un compromiso común con sus valores básicos, y que no recurrirán a la fuerza o a mecanismos de desestabilización económica o social, para obtener o recuperar el poder.

     Esto no quiere decir que no existan disputas políticas, pero siempre respetando y reconociendo la legitimidad de todos los grupos políticos. Una sociedad democrática debe promover la tolerancia y el debate público civilizado. Durante las distintas elecciones o referéndum, los grupos que no han conseguido sus objetivos aceptan los resultados, porque se ajusten o no a sus deseos, expresan las preferencias de la ciudadanía.

     Especialmente cuando los resultados de unas elecciones conllevan un cambio de gobierno, la transferencia de poder debe realizarse de la mejor forma posible, anteponiendo los intereses generales de la democracia a los propios del grupo perdedor. Esta lealtad se refiere al proceso democrático de cambio de gobierno, y no necesariamente a las políticas que ponga en práctica el nuevo gobierno.

     El proceso de expansión mundial de las instituciones representativas entre mediados de los años setenta y el final del Siglo XX, conocido como Tercera Ola de Democratización según la denominación de Samuel Huntington (1991), produjo un número considerable de regímenes híbridos y democracias duraderas, pero de calidad menos que óptima. Este saldo no se ajustaba a las expectativas iniciales de muchos politólogos y puso en cuestión algunos de los supuestos de la transitología, el paradigma teórico que había predominado en los análisis de la ola democrática. Uno de estos supuestos era que la viabilidad de la democracia no dependía de la existencia de pautas culturales específicas arraigadas en la sociedad, sino principalmente de la racionalidad de los actores políticos.

     El problema de la calidad de las nuevas democracias generó un renovado interés por la cultura política, un enfoque que había surgido a principios de los años sesenta con los estudios pioneros de Gabriel Almond, Sidney Verba, Harry Eckstein y otros.​ La difusión de encuestas transnacionales, como la World Values Survey, la European Social Survey y los Barómetros regionales, igual que los estudios de caso, han impulsado el progreso de esta corriente. La investigación empírica desarrollada a partir de la década de los ochenta, en la que sobresalen los trabajos de Ronald Inglehart, Robert D. Putnam y Christian Welzel, sugiere que un sistema definido de valores, creencias y hábitos parece ser esencial para la estabilidad, profundidad y efectividad de la democracia.

      Este conjunto convergente de teorías, hipótesis y modelos subraya la influencia que ejercen en la calidad de las nuevas democracias rasgos culturales como los “valores de emancipación” o “autoexpresión”, el “capital social” o “comunidad cívica”, el apoyo de la población al sistema democrático y la confianza en las instituciones. Entre los elementos específicos de la cultura, tendrían un papel crítico el respeto por los otros, las aspiraciones de libertad, la igualdad de género, la confianza interpersonal, la participación política autónoma y la inserción en organizaciones voluntarias con objetivos que beneficien al conjunto de la sociedad.

     Democracia y república. Las diferencias y similitudes entre los conceptos de «democracia» y «república» dan lugar a varias confusiones habituales y diferencias de criterio entre los especialistas. En general puede decirse que la república es un tipo de gobierno en el que se permite la participación de personas distintas en el ejercicio del poder político, lo cual evita que una misma persona ocupe un escaño en el poder. Por su lado, la democracia es un sistema en el que el poder político emana del pueblo y conlleva diversos principios tales como la división del poder, el control del poder y el trato igualitario entre los miembros de la sociedad.

     Una república puede no ser democrática, cuando se encuentran excluidos amplios grupos de la población, como sucede con los sistemas electorales no basados en el sufragio universal, o en donde existen sistemas racistas en los que, si bien permiten la transición del poder político a distintas personas, desconocen principios como la igualdad, la participación y la posibilidad de manifestar la oposición por parte de cualquier persona de la sociedad.19​

     Democracia y autocracia. Democracia: Participación del pueblo en la creación de las leyes. El poder se constituye de abajo hacia arriba, es decir desde el pueblo. Autocracia: Los ciudadanos no participan libremente en la creación de leyes. El poder se constituye de arriba hacia abajo, es decir desde el gobernador o el grupo que gobierna.

     Democracia y pobreza. Parece existir una relación entre democracia y pobreza, en el sentido de que aquellos países con mayores niveles de democracia poseen también un mayor PIB per cápita, un mayor índice de desarrollo humano y un menor índice de pobreza. Sin embargo, existen discrepancias sobre hasta qué punto es la democracia la responsable de estos logros. Sin embargo, Burkhart y Lewis-Beck46​ (1994) utilizando series temporales y una metodología rigurosa han descubierto que:

      El desarrollo económico conduce a la aparición de democracias. La democracia por sí misma no ayuda al desarrollo económico. La investigación posterior reveló cual es el proceso material por el que un mayor nivel de renta conduce a la democratización. Al parecer un mayor nivel de renta favorece la aparición de cambios estructurales en el modo de producción que a su vez favorecen la aparición de la democracia:

     Un mayor nivel de renta favorece mayores niveles educativos, lo cual crea un público más articulado, mejor informado y mejor preparado para la organización. Un mayor nivel de desarrollo favorece un mayor grado de especialización ocupacional, esto produce primero el favorecimiento del sector secundario frente al primario y del terciario respecto al secundario.

     La afirmación de que el desarrollo económico conduce a la aparición de democracias ha merecido también algunas críticas,47​ que sostienen que se trataría de una relación espuria. Más que conducir directamente a la democracia, el desarrollo económico habría producido transformaciones en la estructura de clases de la sociedad capitalista, que posibilitaron una progresiva estabilización democrática en el mundo en los últimos 150 años, pero el desarrollo económico no condujo a la democracia en otros períodos previos de la historia. Asimismo, incluso en el siglo XX, algunas regiones como América Latina experimentaron retrocesos de la democracia en medio de procesos de modernización y expansión económica.48​49​50​

     Un importante economista, Amartya Sen, ha señalado que ninguna democracia ha sufrido nunca una gran hambruna, incluidas democracias que no han sido muy prósperas históricamente, como India, que tuvo su última gran hambruna en 1943 (y que algunos relacionan con los efectos de la Primera Guerra Mundial), y que sin embargo tuvo muchas otras en el siglo XIX, todas bajo la dominación británica.

     Democracia económica. El término democracia económica se utiliza en economía y sociología para designar a aquellas organizaciones o estructuras productivas cuya estructura decisional se basa en el voto unitario (una persona = un voto, o regla democrática), contrariamente a lo que se produce empresas privadas típicas de carácter capitalista, donde impera el voto plural ponderado por la participación en el capital (una acción = un voto). El ejemplo típico de empresa democrática es la cooperativa, uno de cuyos principios cooperativos es precisamente el principio democrático de decisión. El ejemplo de democratización de la economía aplicado a mayor escala fueron los consejos de trabajadores y consumidores instituidos en la Unión Soviética.

1.7. Importancia de la democracia

     El ejercicio de la democracia es el que mejor refleja los hábitos y costumbres cívicos de una sociedad, en la actualidad, esta práctica reclama la procuración de una experiencia política en la que la ciudadanía ejerza su derecho y tenga los conocimientos para tomar mejores decisiones.  La democracia es considerada como una forma de gobierno justa y conveniente para vivir en armonía. En una democracia ideal la participación de la ciudadanía es el factor que materializa los cambios, por lo que es necesario que entre gobernantes y ciudadanos establezcan un diálogo para alcanzar objetivos comunes. En ese sentido, solamente con la participación efectiva, la voluntad, así como con la sinergia entre los tres órdenes de gobierno y la sociedad la democracia se puede tornar en una realidad ideal.

     La democracia tiene importancia fundamental en la formación del ciudadano y del estado democrático. Ejercemos nuestro papel de derecho y deberes para con nuestro medio social. La democracia nos da el derecho de juzgamiento sin influencia, capacidad de ir y venir y también el derecho de escoger a nuestros representantes en la hora del voto. La importancia de la democracia es básicamente la prevención de la barbarie que muchos ya adoptaron en el pasado. En un sistema de gobierno totalitario todo puede suceder, como de hecho casi todo sucedió en los numerosos casos en el pasado. Bata estudiar un poco para entender que cuando el poder se concentra mucho en una persona o en un grupo muy pequeño de personas la posibilidad de eso funcionar es muy limitada. Algunos gobernantes en la antigüedad llegaron al absurdo de obligar al pueblo de adorarlo, como se ve en la civilización egipcia por ejemplo. La democracia proyecta en los ciudadanos la oportunidad a una vida digna, al trabajo, a estudiar, a votar, a protestar y exigir transparencia en los asuntos políticos de nuestros representantes en el poder.

2. EL Sufragio

2.1. Origen De Sufragio

     El término sufragio tiene origen en el vocablo latino suffragĭum, y se refiere al derecho de participar a través del voto, de forma constitucional y política, en un sistema electoral donde se eligen entre las personas candidatas para que ocupen cargos en entidades públicas o privadas en la política. Este término también se refiere al voto en sí o a la opción tomada por cada una de las personas que son consultadas, especialmente en materia política, en una asamblea para realizar un voto.

 

     Durante toda la Historia, ha habido numerosos colectivos, como los esclavos, los presos, los discapacitados tanto físicamente como intelectualmente (psíquicos), las mujeres, los analfabetos, los militares, los policías, los pobres, etc., que han sido excluidos del derecho a votar por muchas razones. Actualmente todos los ciudadanos adultos, es decir, mayores de edad y en plenas facultades pueden ejercer su voto en la política en la mayoría de los países. Las mujeres votaron por primera vez en el siglo XX. El primer país en el mundo en otorgar a sus ciudadanos el derecho a votar fue Nueva Zelanda en 1893. Finlandia fue la primera nación en el mundo en dar a todos los ciudadanos un sufragio total. El término sufragio se utiliza también para ayudar, socorrer o estar a favor de algo o de alguien, acudir en sufragio de alguien es ayudar tanto económicamente como físicamente. Incluso para los católicos, el sufragio es la obra que ofrecen los creyentes por las almas del purgatorio.

2.2. ¿Qué es el Sufragio?

     El sufragio es el derecho social y político a participar en comicios electorales, es decir, el ejercicio constitucional de votar a los cargos públicos. En términos amplios, el término sufragio abarca tanto el derecho a ejercer el voto (activo), junto a los requisitos ciudadanos indispensables para hacerlo; como el derecho a postularse para una votación (pasivo), junto a las condiciones que determinan quiénes y cómo pueden ser elegidos.

     En los modelos de gobierno democráticos, la fuente primordial de legitimidad de un ejercicio político es, justamente, el sufragio: la validación de un poder político o una autoridad proviene de la elección popular y no de la designación por otros poderes. Para ello, el voto debe contar con ciertas condiciones garantizadas:

Ø  Universal. Todos deben poder votar.

Ø  Secreto. Nadie debe poder saber por quién votó otro ciudadano.

Ø  Directo. El voto debe ser por el candidato electo y no por representantes secundarios que luego votarían de nuevo para elegir al candidato.

2.3. Características del sufragio

     Los sufragios deben cumplir las siguientes características:

Ø  Universal

Ø  Libre

Ø  Secreto

Ø  Directo

Ø  Personal

Ø  Intransferible

Ø  Igualitario

2.4. Tipos de sufragio

     En la política, el sufragio pude ser de tipo activo, que es el derecho o la libertad que tienen los individuos para participar en la elección de los gobernantes de un país o de la aprobación o rechazo en algún referéndum con sus votos; y de tipo pasivo, que es el derecho o la libertad que tienen los individuos a presentarse como candidatos durante el proceso electoral y a poder resultar elegidos.

     El sufragio también se divide en: sufragio universal y sufragio restringido o censitario.

     Sufragio universal. El sufragio universal es el sistema electoral en el que tienen derecho a votar todas las personas o los ciudadanos adultos (mayores de edad, 18 años en la mayoría de los países) de un país o Estado, o de una región, sea cual sea su sexo, su raza, su creencia, su posición o su condición social. Los residentes extranjeros pueden votar en las elecciones locales en algunos países.

     Sufragio restringido o censitario. El sufragio restringido, también llamado censatario, es aquel que sólo pueden votar las personas que aparecen en una lista o en un censo, normalmente en función de su riqueza, de su nivel de tributación, o de sus propiedades inmobiliarias.

    Sufragio calificado. El sufragio calificado era aquel donde sólo podían ejercerlo los hombres que sabían leer y escribir. Este tipo de sufragio ya no existe desde la implementación del sufragio universal como una de las características fundamentales de toda democracia.

2.5. Técnicas de sufragio

    De acuerdo al ordenamiento logístico y tecnológico del que se disponga para el ejercicio electoral, se puede hablar de:

     Voto manual. Se lleva a cabo mediante diversos sistemas de papeletas y medios impresos, en los cuales el elector debe marcar su elección, o de los cuales debe elegir la papeleta deseada e introducirla en un contenedor de algún tipo. Finalmente se abren los contenedores y se hace el recuento manual de los votos.

     Voto electrónico. Se efectúa empleando un computador especial o una máquina diseñada con fines electorales, capaz de almacenar el voto de numerosos ciudadanos y luego transmitirlo puntualmente al ente totalizador, dejando registro electrónico de la actividad votante sin vulnerar la secrecía del mismo.

2.6. ¿Quiénes pueden votar?

     Usualmente, el derecho a votar para elegir cargos públicos en un país (y para postularse a los mismos) se restringe a los ciudadanos de ese país, es decir, a quienes posean la nacionalidad pertinente y la mayoría de edad constitucional. Esto varía según las leyes de cada nación, y puede restringir el voto a los residentes no nacionalizados, o permitírselo para ciertos cargos (usualmente no para los cargos de presidente y para congresista).

2.7. El Sufragio como Derecho, como Deber y como Función Pública

     Algunos autores cuestionan la calificación del sufragio como un derecho, dado que aquí tiene carácter obligatorio y es un deber jurídicamente exigible: quien no concurre a votar sin causa justificada, es multado y no puede ejercer temporariamente empleos públicos. Es importante aclarar que el sufragio deja de ser obligatorio cuando se convoca a una consulta popular no vinculante; en ese caso, los ciudadanos pueden optar por no concurrir a las urnas.

      Otros autores, como Sánchez Viamonte, consideran al sufragio como una función pública, lo que implica una confluencia de derechos y deberes: «Toda manifestación de voluntad individual que tiene por objeto concurrir a la formación de la voluntad colectiva, con el fin de constituir el gobierno o decidir algún problema trascendental para los intereses de la Nación, toma el nombre de sufragio». Según esta interpretación, la importancia del acto electoral hace que los votantes actúen como «funcionarios públicos», pues con la acción del voto contribuyen a lograr los objetivos del Estado mediante la integración del gobierno.

 

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