Anna Lucia Campos (2011) Libro: La Neuroeducación en la Primera Infancia
Campos afirma que, los primeros
años de vida son esenciales para el desarrollo vital de una persona, ya que en
esta etapa la genética y las experiencias con el entorno perfilan la
arquitectura del cerebro y diseñan el comportamiento humano. Es decir, la
primera infancia es una etapa crucial en el desarrollo vital del ser humano.
Para lograr el desarrollo de nuestras sociedades, se hace necesario “extender y
mejorar la protección y educación integrales de la primera infancia,
especialmente para los niños más vulnerables y desfavorecidos”. En ella se
asientan todos los principios para los aprendizajes posteriores, ya que el
crecimiento y desarrollo cerebral, resultantes de la sinergia entre un código
genético y las experiencias de interacción con el ambiente, van a permitir un
incomparable aprendizaje y el desarrollo de habilidades sociales, emocionales,
cognitivas, sensoperceptivas y motoras, que serán la base de toda una vida. Los
primeros años de vida son esenciales para el desarrollo del ser humano ya que
las experiencias tempranas perfilan la arquitectura del cerebro y diseñan el
futuro comportamiento.
Los estudios realizados en Neurociencias (ciencias que estudian al
sistema nervioso y al cerebro), en especial aquellas investigaciones relacionadas
al proceso de desarrollo cerebral, están cambiando el diálogo acerca de la
atención y educación de la primera infancia, en tanto que padres, educadores,
organismos gubernamentales y no gubernamentales empiezan a entender que la
educación, principalmente en esta etapa de la vida, desempeña un papel casi
protagónico en la estructuración y funcionalidad del sistema nervioso y del
cerebro. Pese a todos los argumentos presentados, sabemos que no es suficiente
el grado de sensibilización e información sobre la atención y educación de la
primera infancia.
Los primeros años de vida son esenciales para el desarrollo del ser
humano debido a que las experiencias tempranas perfilan la arquitectura del
cerebro y diseñan el futuro comportamiento. En esta etapa, el cerebro
experimenta cambios fenomenales: crece, se desarrolla y pasa por periodos
sensibles para algunos aprendizajes, por lo que requiere de un entorno con
experiencias significativas, estímulos multisensoriales, recursos físicos
adecuados; pero, principalmente, necesita de un entorno potenciado por el
cuidado, la responsabilidad y el afecto de un adulto comprometido.
La Neuroeducación posibilita la comprensión de los mecanismos cerebrales
que subyacen al aprendizaje, a la memoria, al lenguaje, a los sistemas
sensoriales y motores, a la atención, a las emociones, al comportamiento, entre
otros. Además, ayuda a reconocer los factores de riesgo para el desarrollo
cerebral, entre los cuales están la desnutrición, las emociones negativas, la
anemia, el alto nivel de stress, el maltrato verbal o físico, por citar
algunos. Esta información le dará al adulto mayores posibilidades para reducir
o evitar los factores de riesgo, a fin de hacer más saludable y adecuado el
entorno infantil.
La Neuroeducación nos acerca a las más recientes investigaciones sobre
el cerebro y el funcionamiento de los circuitos nerviosos involucrados con la
matemática, la lectura, la música y el arte, lo cual permite que los educadores
(profesionales o padres) tengan una base más sólida para innovar su propuesta
educativa. Las investigaciones también han demostrado que la práctica de
determinadas habilidades puede modificar el cableado del cerebro, haciendo que
nuevas conexiones sinápticas se establezcan o se refuercen las existentes. En
lo que se refiere a las investigaciones relacionadas con las funciones
ejecutivas del cerebro, por ejemplo, que corresponden a la corteza prefrontal
(la cual toma aproximadamente 20 años en madurar), las evidencias demuestran
que tales funciones empiezan a desarrollarse en la primera infancia.
Varias investigaciones han señalado que las experiencias físicas,
sociales, emocionales, cognitivas y sensoriales, a las cuales están expuestos
los niños y niñas, son críticas y cruciales para la organización neurológica de
su sistema nervioso y para el desarrollo del cerebro, pudiendo dejar huellas
para toda una vida. En este sentido, padres, educadores, psicólogos, asistentes
sociales y toda persona que conviva con un niño o niña, lleva una enorme
responsabilidad sobre sus hombros: conocer cómo se da el proceso de desarrollo
cerebral en la infancia para entender cómo estimularlo o cómo educarlo. Aunque
el cerebro no deje de aprender durante toda la vida, es en la primera infancia
que, a nivel neurológico, se establecen las bases o estructuras para todo
aprendizaje posterior.
Por ello, tenemos que tanto los padres como los educadores son actores
principales en proveerles a los niños y niñas todas las experiencias y recursos
para que construyan su propio proceso de desarrollo. Asimismo, como el
“cableado cerebral” dependiente de la experiencia utiliza la información del
entorno inmediato emocional, físico, social y cultural para dar continuidad al
proyecto arquitectónico cerebral que empezó en el vientre materno, es esencial
que el adulto venza varios de sus patrones mentales y empiece a preparar un
entorno más adecuado, donde los niños y niñas puedan experimentar la
individualidad, la capacidad de asombro, el ensayo y error, la intuición, la
creatividad, la autonomía, el procesamiento “individual” de la información y la
posibilidad para cuestionar, dudar y cambiar la dirección.
Para una propuesta efectiva en aula en lo que se refiere a la educación
de la primera infancia, hay una significativa brecha, entre lo que saben los
educadores acerca del desarrollo cerebral infantil y lo que hacen en su
práctica pedagógica. Si miramos desde una perspectiva de estructuración y
organización del desarrollo humano, tendremos mayor oportunidad de cerrar esta
brecha. Cuanto más un educador comprenda la relación entre la maduración de los
diferentes circuitos neurales y el surgimiento o fortalecimiento de las
capacidades, habilidades y destrezas, de mayor calidad será la planificación de
sus actividades, las propuestas de aprendizaje e inclusive, el instrumento y
contenido de la evaluación de los aprendizajes y del desarrollo infantil.
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