miércoles, 13 de marzo de 2019


Jean Piaget (1932) teoría del desarrollo moral
Se basa en dos aspectos del razonamiento moral para formular sus teorías: el respeto por las reglas y  la idea de justicia de los niños. Piaget estableció varias etapas de desarrollo moral por la cual se entiende como un proceso moral que se conoce como teoría cognitiva-evolutiva, y de manera simple buscar entender la moralidad de adentro hacia afuera, como entendimiento del sujeto que luego se expresa en sus actitudes, este psicólogo propone que hay tres factores que influyen tal como el desarrollo de inteligencia, las relaciones entre iguales y la progresiva independencia de la coacción de las normas de los adultos. El primer factor, el desarrollo de la inteligencia, es el más importante, ya que es el que permite a los otros dos actuar.
Intenta en sus teorías explicar el funcionamiento interno de nuestras estructuras psíquicas y no se contenta con explicar el aprendizaje únicamente a partir de la influencia exterior. Elaboró en este sentido una teoría del desarrollo y el funcionamiento de la inteligencia, donde defiende la existencia de fases o estadios en el desarrollo de la misma. Estos estadios dependerían, por una parte, de la maduración biológica del individuo y, por otra, de la influencia del medio social que proveería de las experiencias adecuadas para aprovechar esta maduración. Plantea  también la existencia de estadios en el mismo, la etapa pre-moral abarca los cinco primeros años de la vida del niño, cuando aún no tiene mucha conciencia o consideración por las reglas.
De los dos a los seis años los niños son capaces de representar las cosas y las acciones por medio del lenguaje, esto les permite recordar sus acciones y relatar sus intenciones para el futuro. Estas normas son, además, exteriores a los niños, impuestas por los adultos, por lo tanto la moral se caracteriza en esta fase de desarrollo por la heterónoma, la cual se da entre los 5 y los 10 años. Los niños en esta edad tienden a considerar que las reglas son impuestas por figuras de autoridad poderosas, como podrían ser sus padres, Dios o la policía. Piensan además que las normas son sagradas e inalterables, abordan cualquier asunto moral desde una perspectiva del bien o mal, y creen en una justicia inminente, es decir, que piensan que cualquier mal acto, tarde o temprano será castigado. De los siete a los once años, los niños adquieren la capacidad de realizar operaciones mentales con los objetos que tienen delante. Las normas dejan de ser vistas como cosas reales que tienen su origen en una autoridad absoluta y exterior –los adultos– y comienzan a basarse en el respeto mutuo.


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